Por José Aldunate, S.J.
A solicitud de varias personas amigas de la revista “Reflexión y Liberación”, el P. Aldunate miembro de su Consejo Editorial, nos entrega este testimonio sobre la publicación que es una de las promotoras de la teología de la liberación en Chile y Latinoamérica.
Para una revista de pensamiento y actualidad y, para los tiempos que vivimos, es una buena hazaña el cumplir 20 años de existencia. Corresponde a su identidad aprovechar esta fecha para reflexionar su desempeño y prospectar sus desafíos.
Rafael Agustín Gumucio fue el fundador de la revista, su animador y le imprimió su carácter.
Fue un cristiano cabal que mantuvo una constante vinculación con los Pastores de la Iglesia. En lo político fue, en definitiva, un hombre de izquierda. Digo “en definitiva” porque su espíritu inquieto no le permitió encerrarse en un partido político determinado, pero sí emprender nuevos movimientos. Hijo de un patriarca conservador, fue uno de los fundadores de la Democracia Cristiana, la cual, sin embargo, abandonó para iniciar primero el MAPU y después la Izquierda Cristiana. Abandonó finalmente estos grupos. En la década del 90 fue invitado a reincorporarse a la Democracia Cristiana, pero nunca decidió aceptar.
Vivió su exilio en París. A su vuelta -1986- en el silenciamiento político impuesto por el Gobierno Militar, concibió la idea de una publicación cristiana, laical y periódica. No quería al principio aceptar ser Director. Finalmente, con la eficaz gerencia de Jaime Escobar, pudo nacer la revista en Marzo de 1989.
En la pobreza absoluta de recursos materiales, nació de la iniciativa y el entusiasmo de Don Rafael Agustín, y de la colaboración voluntaria de un grupo de amigas y amigos entre quienes me contaba yo. Estos rasgos, en cierta manera correlativos de pobreza y colaboración voluntaria no remunerada, han sido una característica de Reflexión y Liberación, y hacen que sus 20 años de vida constituyan un verdadero milagro.
Procuraré ahora resumir brevemente la tarea que nuestra Revista ha cumplido en estos 20 años.
La primera ha sido acompañar a una Iglesia de izquierda. Me parece que en las décadas del 60, 70 y 80 nació y surgió en Chile una Iglesia de izquierda. Los factores que han contribuido a ello serían: los “Cristianos para el Socialismo”; las Conferencias eclesiales de Medellín y Puebla, con la opción por los pobres; el compromiso de la Iglesia chilena con los reprimidos de la dictadura militar; el surgimiento de “comunidades de base” en los sectores populares. A partir de 1990, con la vuelta de la democracia, hubo una regresión de la Iglesia a posiciones más conservadoras, pero por esto mismo, era importante que se desarrollase una revista que sustentara posiciones de avanzada.
La inspiración que ha animado a la revista en esta tarea ha sido la Teología de Liberación. Desde una cercanía con los pobres, teólogos y pensadores latinoamericanos han podido reflexionar y escribir, observando los Signos de los Tiempos. Estos escritos han encontrado siempre acogida en las páginas de nuestra revista.
La misma austeridad y pobreza de este medio de comunicación contribuye a constituir un lugar teológico para la reflexión.
Reflexión y Liberación asume, en fin, muy consecuentemente su carácter de revista laical. El Concilio Vaticano II ha declarado que la Iglesia es el Pueblo de Dios, a cuyo servicio está la Jerarquía. Siempre vinculada la Jerarquía, por encargo expreso de su fundador, la revista ha sabido ser Iglesia asumiendo su libertad cristiana y su carácter laico para emitir sus propias opiniones.
20 años han transcurrido. Durante seis pudimos usufructuar la presencia y dedicación de Rafael Agustín. Liberado de toda responsabilidad política, ponía todo su afán en la revista. Era su principal interés. Después de su muerte le han sucedido varios directores. El “gerente” de nuestra publicación, desde su inicio, ha sido Jaime Escobar; una “gerencia” que prácticamente ha sido un “fac totum”. Lo característico de todo este personal ha sido el servicio gratuito, lo que ha significado mucho amor y entrega a lo que la revista significa. Particularmente este aniversario ha sido para Jaime Escobar la feliz culminación de 20 años de servicio y entrega sacrificada.
Nos falta seguir acompañando a la Iglesia de izquierda en una nueva época, la del milenio, la de un mundo en vías de globalización. Una época que nos exigirá mucho discernimiento o, como dice la Teología de la Liberación, una cuidadosa lectura de los Signos de los Tiempos.
La Iglesia de izquierda subsiste en Chile en diversas formas: a veces hay que descubrirla y avivar su fuego. Hay que acompañar sus pasos porque ha de ser una izquierda nueva en un mundo nuevo.
Son los grandes desafíos que tenemos por delante.
José Aldunate es Jesuita y Moralista. Autor del libro: “Un Peregrino cuenta su Historia”, entre otros textos que ha escrito en los últimos 40 años de prolífera producción.
Carlos Constanzo M.
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jueves, 14 de mayo de 2009
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